
“Cantar música venezolana es un pasaporte al éxito”, exclama convencida la Voz de Oro de la canción venezolana, María Teresa Chacín. Y así lo es, pues hace una semana su último álbum, Cuenta Cuentos, fue postulado para nominación como Mejor Álbum Infantil en los Latin Grammy 2012.
Por SARA KAFROUNI
Son ya más de 50 producciones discográficas como: Romance, Mi Querencia, La paraulata, En este país, Yo soy venezolana, Para Tío Simón de María Teresa, Me lo dijeron tus ojos, y otros tantas, así como una trayectoria artística plena por el cariño a su tierra, a su familia y a la “suerte” que tuvo de compartir voz con figuras como Aldemaro Romero, cuya amistad inició con la grabación del disco Rosas en el mar (1967), Alfredo Sadel, Pedro Vargas, Rafael, Sandro, Chelique Sarabia, Armando Manzanero y el gran Tío Simón.
Su gusto por la música se inició a través de su papá, quien le ponía las canciones de Mario Suárez y Héctor Cabrera, sin embargo confiesa que fue escuchando la música de Juan Vicente Torrealba que aprendió a querer la música venezolana. María Teresa Chacín creció rodeada por “mucha música”, en una familia de cantantes de donde también viene su hermana Rosa Virginia. Empezó a cantar desde que tenía la edad de ocho años. Cantaba en el coro de la iglesia, en las misas de la mañana, y en las de aguinaldo también, y como lo hacía muy bien empezó a cantar el Ave María en los matrimonios: “Estudié música, pero estudié canto. Cantaba, cantaba en la iglesia. El padre me daba 20 bolívares por cada Ave María que yo le cantaba en los matrimonios, porque le gustaba. Yo no se los pedía, él decía: “no, yo quiero dártelos”. En los matrimonios le encantaba que yo cantara. Ahí empecé yo a cantar. Ahí me descubro”. Luego al empezar el bachillerato, María Teresa Chacín se hizo cargo del conjunto de música típica del Liceo Aplicación a cargo de (y aquí viene de nuevo “la suerte”) Hugo Blanco, hasta que en el último año del liceo debuta en el Show de Victor Saume, mejor conocido como el “Tío Saume” y Chelique Sarabia, era el programa de mayor popularidad en el momento y que en sus inicios se llamaba El Show de las doce.
Psicología de la música
Entre el canto y la psicología transcurre la vida de María Teresa Chacín, quien egresó en el año 1970 de la escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello y mientras realizaba sus estudios disfrutaba mucho de las tardes de ensayos en el Orfeón ubicado en el segundo piso del rectorado de la Universidad Central de Venezuela. Envuelta en risas por los recuerdos, María Teresa Chacín relató que estar en el Orfeón fue una experiencia muy gratificante y que allí tuvo el privilegio de ser dirigida en escena por grandes de la música como Inocente Carreño, Antonio Esteves, Antonio Lauro y por supuesto el musicólogo y educador Vicente Emilio Sojo, a quien anecdóticamente le hizo un estudio de personalidad para una asignación académica, a través de una fotografía carnet que un compañero le logró conseguir. “Cuando yo estaba en psicología hice un trabajo de personalidad y lo hice de Vicente Emilio Sojo… ¡y saqué 20! (risas). Estaba buscando la caracterología de él y por supuesto que con su carácter no me iba a dar ninguna foto, y un compañero consiguió una foto carnet. Con esa foto carnet yo le hice un estudio. Él fue el que me probó a mí”, relata María Teresa Chacín.
Estando en el Orfeón, María Teresa vivió su vida entre este recinto y las aulas de la escuela de psicología. Iba al mediodía a ensayar con sus compañeros, regresaba a la universidad y luego al caer el ocaso, a eso de las seis de la tarde, volvía al Orfeón a llenar sus venas del canto al que tanto se ha entregado y que tanto le ha dejado. Viajó con el Orfeón en el año 65, justo cuando éste cumplía 20 años, y participó en el primer festival de coros universitarios, llegando a cantar hasta en el Lincoln Center de Nueva York y en la Universidad de Harvard: “Íbamos a ser 20 coros de diferentes partes del mundo. Hacíamos unos cuatro cantos comunes, y cantamos en el Lincoln Center y después seguimos por todas las universidades, Harvard y otras. Llegamos a Washington y ahí cantamos también en una gran iglesia, una belleza. Vinicio Adames no nos dejaba salir de noche para cuidarnos las voces, pero nosotros nos escapábamos e íbamos a ver que si estaba cantando Héctor Cabrera no sé dónde y otros. El asunto es que cuando íbamos a cantar, yo hago mi solo de ‘la sirena’ y después había otra compañera que hacia el solo del Mampulorio y cuando iba a salir a cantar ‘por las animas’, no le salió la voz y entonces Vinicio me vio a mí y yo nunca había cantando eso y arranqué ‘por las animas’ y la empecé a cantar. Tenía una muchacha detrás que me decía ‘pa’ la vela, pa’ la vela, pal’ tabaco’, y bueno, gustó tanto que lo tuvimos que hacer otra vez. O sea, fue una cosa impresionante, una maravilla”.
Tal y como lo describe con su suave y alegre voz, su gran pasión era, y es, la música venezolana, pero no fue sino hasta 1970 que pudo grabar un disco completo de música criolla con Juan Vicente Torrealba, luego de interpretar La Paraulata en el festival de la Voz de Oro. “Estaba empezando, y cuando canto en el festival de la Voz de Oro La Paraulata, entonces pude hacer todo un disco de música venezolana. Antes, no me dejaban por la famosa palabrita de que ‘no era comercial’ hacer todo un disco de música venezolana. Después que hice La Paraulata, tuve tanto éxito que me dejaron grabar todo un disco con Juan Vicente Torrealba. Ahí fue donde pegué Pasillaneando. Y quien ganó el festival fue Mayra Martí, que yo le decía ‘el terror de los festivales’ porque todos los ganaba. Entonces yo quedé de segunda. Ahí hicieron mesa redonda para saber a quién le daban el primero, pero se lo dieron a Mayra porque la verdad fue una belleza cuando ella cantó Lejanía ‘Lejanía que contemplan tus ojos a través de la ventana’. ¡Bellísimo!”, relató Maria Teresa Chacín. Sin embargo, para el año 1972, vuelve a participar en La Voz de Oro, el cual gana con el tema El llanero y el fulano.
“La chica yeyé”, como en ese entonces llamaban a María Teresa Chacín, no sólo ganó el “Grammy” venezolano en el 72 al recibir la Voz de Oro, sino que el canto a su folklor ha sido distinguido con una pléyade de grandes premios como el Guaicaipuro de Oro, Gran Sol de Oriente, Mara de Oro, Meridiano de Oro, la Orden Francisco de Miranda, Orden Diego de Losada, Orden Gral. José Antonio Páez, Orden Ciudad de Caracas, Orden Gral. Miguel Acevedo, Orden Francisco Esteban Gómez, Orden Vicente Emilio Sojo, Orden al Mérito en el trabajo, Orden Gral. José Antonio Anzoátegui, Orden Samán de Aragua, Orden Universidad Central de Venezuela, y otros. Estos son sólo algunos de los reconocimientos que la mujer del canto en este país atesora, al igual que su amistad con el gran compositor y creador de la Onda Nueva, Aldemaro Romero, a quien luego de un año de desaparición física, María Teresa Chacín recuerda con un disco que graba en su honor llamado Canción para Aldemaro.
Cuenta Cuentos en el Grammy
Seguramente, María Teresa Chacín estaba jugando con su bellísima nieta cuando recibió la noticia de que su último álbum, Cuenta Cuentos, había sido inscrito en la Academia Latina de Grabación para considerarse su nominación en la categoría al Mejor Álbum Infantil del próximo Latin Grammy, que se celebrará en Las Vegas en noviembre de este año. Y decimos jugando porque María Teresa Chacín confiesa que este disco surge como inspiración del nacimiento de su primera nieta Marianne Teresa, hija de Maria T, y quien tiene dos años y medio de edad. “Teresa por la madre Teresa de Calcuta y por supuesto por su abuela también”, cuenta entre risas María Teresa Chacín.
Para Maria Teresa Chacín, Cuenta Cuentos es un disco emblemático para ella porque no lo hizo con un único fin comercial o de carrera artística, sino que lo hizo para su nieta, y también para su nieto de cuatro meses y medio. Fue un regalo para sus nietos y así, para todos los nietos de Venezuela. Además de ser una producción en la que le sigue cantando a Venezuela, su país, su gran amor. “Cuenta Cuentos es un disco muy especial porque este disco está dedicado a mi nieta. Por primera vez soy abuela y eso me dio tanta emoción, tanta ilusión verla desde los primeritos días. Acompañaba a mi hija a los baby gym [centros de estimulación temprana] y allí empecé a pensar en esto, y a los 10 meses ella estuvo en el disco de alguna manera. Es diferente ser padre que abuelo. Uno es así, yo digo que los nietos son el postre de la vida porque a uno lo que le corresponde es más, es consentirlos y acompañarlos, y la verdad que uno no tiene así como tantas obligaciones (risas) sino de eso se encargan sus padres”, dice María Teresa Chacín.
María Teresa Chacín cuenta que este disco tiene una influencia muy rica del rock de los años 60 y de la música venezolana, y se llama Cuenta Cuentos por el placer de los niños cuando se les narran los cuentos. “Mira yo era asmática y se me tranquilizaba el asma cuando mi mamá y mi abuela me contaban cuentos, pero yo se los canto a mis nietos y a todos los niños. Es un disco muy variado porque nosotros somos un país que nos hemos nutrido de la mejor música del mundo. Es un disco que tiene música venezolana. Tiene merengue porque es muy sabroso para bailar, un merengue rucaneado que era dominicano y lo pusimos rucaneado. Aldemaro romero que era El musiquito, el nunca se imaginó que iba a haber una canción que quedara tan bien sacada de un cuento de un músico que empezó en su barrio a tocar y se la pasaba tocando. Tengo danza, gaita, por otro lado tengo hasta foxtrot porque la primera canción es algo así como, digo yo, el himno de jazzistas del lema de la película Tea for Two [Té para dos]. Es una canción que canto con mi hija, la primera, y se llama Sueños de una niña. Bueno mi emoción fue tal que hasta hice dos temas de los cuentos del gran poeta Guillermo de León Calles de Falcón. Yo tuve el atrevimiento de ponerle música a dos poemas de él”.
Cuenta Cuentos tiene diez temas, y en uno de ellos participa Marianne: Ponte la franelita. María Teresa Chacín relata que lo primero que su nieta aprendió a decir fue “no”, así que un día empezó a seguirla con una grabadora hasta que logró grabar su famoso “no” que se escucha cuando ella le dice “ponte la franelita”. Su nieta fue la musa de este disco, pero sin saberlo, Marianne fue además coproductora musical de él ya que su abuela confesó que “lo que a ella le gustaba me llamaba la atención”. Es por esto también que decidió colocar uno de los clásicos de Palito Ortega: Despeinada.
Para la excepcional representante de la música venezolana, este es un buen momento para la posible nominación al Grammy porque no está siendo postulada a nominación por antiguos trabajos musicales sino por un trabajo actual. “Es un disco bien emblemático. La verdad es que a mí me emociona porque creo que lo sentimos muy buen trabajo, y es muy variado, bueno la idea es que lo tengan los niños. Tengo un nieto de cuatro meses y medio, que para él también es el disco porque hay otra cara y es que hacer un disco cuesta mucho y nosotros lo que tenemos es talento. Cuesta mucho hacer un disco la verdad. Por querer estoy aquí, tengo todos los sueños como todos los artistas que vivimos soñando con hacer muchas cosas. Ahorita estamos especialmente estimulados por todo lo que estamos viviendo y como ese despertar de Venezuela que tenemos y nosotros nunca lo hemos dejado de tener. Venezuela se parece a nosotros, a los que queremos de verdad nuestro país. De manera que todo lo que uno pueda aportar seguirá siendo mientras Dios me permita y ustedes deseen seguir escuchándome”.
Esta inscripción al Grammy, se debe según considera María teresa Chacín, a la proyección internacional que como artista ha logrado presentándose en recitales internacionales, ya que para ella el objetivo ya no se centra en cantar sólo en el país, sino de hacerlo traspasando nuestras fronteras. Ella dice que aunque esta oportunidad le llegó luego de 50 años de carrera artística, antes ni siquiera era pensable porque los artistas venezolanos lo tenían todo en su tierra y no veían la necesidad de salir. “Esto tiene una razón, y es que nosotros los artistas venezolanos lo teníamos todo aquí y nos centrábamos en nuestro país. Ahora, que cada vez nos hemos ido aislando, uno trata de salir porque lo que uno quiere es llevar esa música y trabajo por todas partes. Yo doy muchos recitales afuera y uno se va expandiendo, y ya no puede estar tanto en su país cantando, porque las cosas han cambiado, pero espero que cambien definitivamente para bien. Yo creo que esa es la razón”, dijo la célebre artista. Aunque a Maria Teresa Chacín le gustaría cantarle a todos los Venezolanos aquí en Venezuela, explica que sus presentaciones internacionales, muy probable consecuencia del éxodo Venezolano, son las que le han abierto la oportunidad para el Grammy. “Elvis Presley se dedicaba a su país. Yo estoy dedicada a mi país. ¡El Grammy…chévere! Pero a mí me gusta cantar en mi país”.
Su querencia es el monte y la flor de Araguaney. Su amor es su país y la música venezolana. Así, con esa pasión por lo nuestro, Maria Teresa Chacín espera celebrar el próximo 11 de noviembre sus 50 años en el Aula Magna de la UCV, y su público espera celebrar con ella no sólo sus 50 años, sino la posibilidad de que traiga a casa incluso otro reconocimiento, esta vez el Grammy Latino como Mejor Álbum Infantil, como una flor más para su laureada carrera musical.