
Artículo publicado en la Revista Zeta el pasado 9 de noviembre de 2012
El Musiú, monólogo de Ilan Chester, llegó al Teatro del Centro Cultural Chacao el pasado 5 y 6 de julio. Ilan, con gracia y astucia, con naturalidad en la comedia, y con la eterna fuerza vocal que lo caracteriza como el Músico de Venezuela, el mismo que llenó Poliedros y que ha estado despidiéndose de los escenarios desde hace 15 años, logró su cometido: hacer reír a carcajadas al mismo público que tanto lo admira como músico
Por SARA KAFROUNI
Con puntualidad inglesa, haciendo honor a los años que Ilan Chester vivió en Londres, empezó el relato de vida del Musiú con la introducción del humorista Laureano Márquez, quien inició su segmento tocando un piano en su teléfono como “derecho a réplica”, ya que Ilan Chester con el monólogo El Musiú incursiona en el humor, algo que según Laureano Márquez forma parte de una gracia muy natural que posee el “Músico de Venezuela”.
Con el comentario de que Ilan Chester forma parte del patrimonio cultural de Venezuela, aderezado con la frase de que el “humorista es un ser defectuoso”, Laureano Márquez dio la bienvenida al escenario al Musiú, quien irónicamente tiene más de 15 años tratando de no volver a pisar uno, mostrando que en el fondo, no los puede dejar. Ilan Chester apareció en escena luego de unos minutos viendo la pantalla led ubicada en la parte superior del escenario en la que proyectaron imágenes de cuando él arribó a Venezuela en el año 1954, de un año de edad, junto a sus padres, en un avión proveniente de Tel Aviv. Así mismo se proyectaron las imágenes de su nacimiento, de su Brit Milá (circuncisión judía), de la celebración de su Bar Mitzvá, de sus padres, y momentos en el colegio Moral y Luces Herzl-Bialik de San Bernardino, en Caracas. Desde la oscuridad del escenario, similar a un estudio londinense, con un teclado sintetizador Yamaha MOX8 disfrazado de piano de cola blanco, con una poltrona beige al lado, una mesa baja con cojines, y entre un festivo y devoto aplauso se escuchó: “Yo soy el Musiú, un musiú. Mi papá era vienés, mi mamá era de Checoslovaquia, yo nací en Israel y mis abuelo era polaco. Claro que soy un musiú, más musiú que eso imposible. Mi abuelo había llegado en el año 53 a Caracas y mis padres, mi hermano mayor y yo llegamos a Caracas en el año 54. Nos instalamos en San Bernardino. San Bernardino en aquella época era el lugar donde la colonia judía se congregaba alrededor del colegio Moral y Luces, y la sinagoga principal, que todavía queda ahí cerca del Hotel Ávila, hoy el Hotel Waraira Repano. Claro que soy un Musiú, tan solo escuchen mi verdadero apellido: Czenstochouski (Chen-sto-JOVS-ki). El Chester vino después y por la necesidad de hacerle la vida fácil a la gente que ha seguido mi carrera artística”. Así inició el relato de su ascendencia que explicaba perfectamente por qué era el musiú. Y como es característico de la idiosincrasia venezolana, Ilan Chester empezó a contar relatos burlones de su apellido y confesó que la idea de cambiarlo a Chester fue lo mejor que pudo hacer. “Menos mal que me lo cambié. Se imaginan ustedes a un presentador en una plaza de Güiria decir: ‘señoras y señores con ustedes Ilan Czenstochouski’. Imposible”, relato Ilan Chester e inmediato se escuchó una estrepitosa risa del público.
Con el estilo calmado, serio y actuado del legendario Bob Hope, el histrionismo de un Richard Pryor, la facilidad para imitar voces de Emilio Lovera, y siguiendo la preparación de sus maestros Laureano Márquez y Luis Chataing, quienes estaban en la sala, continuó las 3 horas de su Stand-up comedy relatando múltiples anécdotas. En una de ellas Ilan Chester confesó que de niño era muy tremendo más no malo, “yo era el jodedor oficial de la clase”; por lo que asegura que en la seccional del colegio tenía una silla para él sólo que metafóricamente decía “Ilan, así como los directores de cine”. Según relató el artista, por sus tremenduras lo botaron de ese colegio y de otros, pues “era tremendo, inconforme y con serios problemas en casa”. De manera hilarante, Ilan Chester acentuó que de casualidad logró terminar el bachillerato, pues él solo quería ser músico. “Me gradué de bachillerato de vaina, yo lo que quería era cantar y tocar como Stevie Wonder”, dijo y automáticamente empezó a tocar en el piano la melodía del tema My Cherie Amour de Stevie Wonder, seguido de I Can’t Stop Loving You de Ray Charles, su otro ídolo.
Al finalizar estos temas, Ilan empezó a relatar lo gracioso que su abuelo hablaba, ya que en lugar de pronunciar la “r” utilizaba la “v”. Su fructuosa imaginación lo llevó a actuar a su abuelo leyendo El diente roto de Pedro Emilio Coll, lo que desató las risas entre la audiencia que no se imaginaba a un Ilan Chester tan humorístico. Ilan aprovechó el momento para hablar de su crianza y vivencia con la religión judía, sus cantos, rezos y la sinagoga, manifestando que marcaron su vida. Acompañado por fotos suyas en la sinagoga, cantó en el piano uno de los rezos que hacía en su habitación a la edad de cinco años, Adon Olam, mientras contaba que cuando se invitaba al profeta Isaias a la mesa durante el Seder (cena de pascua judía), cuan niño travieso, él no cerraba los ojos completamente, intentando ver al profeta.
Lo que pocos podían imaginar era la asombrosa capacidad de Ilan Chester para imitar voces, como lo hizo con el saxofonista Victor Cuica, con su serio abuelo, y con su padre quién, según relata, tenía un carácter muy particular y además un “buen gusto musical”, que Ilan compartió cantando fragmentos de Les Feulles Mortes (versión Yves Montand), Historia de un amor (versión Pedro Infante), y Nel Blu Dipinto Di Blu (Volare) de Domenico Modugno, coreada a una sola voz por toda la sala del Teatro Chacao. Luego del relato de la muy graciosa anécdota que llamó “encuentros cercanos con una batea”, entonó la canción favorita de su mamá: Monalisa (versión de Nat King Cole). Para luego mencionar a dos músicos que expandieron su “horizontes musicales” como lo fue Andy Durán, a quien hizo levantarse de su asiento para brindarle un aplauso porque a través de él conoció la música de Tito Rodríguez, Tito Puente y de Celia Cruz, demostrando luego en el piano su capacidad para los géneros caribeños interpretando al teclado El que se fue (versión Tito Rodriguez); y luego habló de su otra gran influencia, como lo fue Simón Díaz, quien lo “llevó por los potreros, por el llano, con la ternura de su canto de ordeño”. Y haciendo honor al Tío Simón entonó la bellísima Tonada de luna llena mientras se reflectaban en el piano blanco imágenes de Venezuela, aplicando la nueva tecnología de 3D Projection Mapping, por primera vez utilizada en el país, y que dejó boquiabierto a la audiencia.

Ilan Chester hizo reir mucho a la audiencia cuando contó sus anécdotas de los 60, como cuando fumó “los tabacotes de marihuana” por primera y última vez en su vida, con su banda Way cuando iban a tocar en el Teatro París de Caracas. Luego interpretó temas de Los Beatles como For No One, Yesterday y en español Aquí, allá y donde sea (versión Los Darts). Fue el momento perfecto para seguir con los fragmentos de Mi limón mi limonero de Henry Stephen, quien estaba en la audiencia luciendo unas blondas trenzas a lo Bob Marley, y para quien Ilan pidió aplausos. Luego Ilan siguió con su popular tema de 1971 La guitarra, de cuando él formaba parte del grupo Azucar, Cacao y Leche.
Para Ilan Chester el mundo estaba cambiando y era el momento de la introspección cuando encontró las respuestas a sus incisivas preguntas sobre la existencia “y la realidad eterna” en el movimiento Hare Krishna. En este momento de su monólogo Ilan Chester contó varias historias de su recorrido por la India, tales como su encuentro con el maestro Srila Prabhupada (fundador de Hare Krishna), los elementos místicos, la viveza de los indios, su cultura, y una de las experiencias que vivió allá con su amigo el saxofonista Eduardo Dávila, a quien imitó perfectamente, cuando se quedaron en un motel impregnado de “psicodelia surreal”.
Durante este increíble Stand up comedy, Ilan Chester contó que en los estudios Townhouse en Londres conoció a Peter Gabriel, a quien le dio un cassette de su producción Ananta: Songs from the Future. Ilan Chester también reveló que un amigo en común le hizo llegar a Paul McCartney una producción suya que luego le sirvió a este de inspiración. “Luego, más tarde, Martin me comentó que a Paul le gustó tanto lo que había escuchado, que ese mismo día entró al estudio y compuso una canción que se llama One Of These Days. Cuando la prensa en Londres le hace una entrevista a Paul McCartney en relación a este disco, le preguntaron de que se trataba el tema One Of These Days. Paul contestó que un amigo irlandés le había regalado una producción que contenía una canción llamada It’s So Nice y dijo que le gustó tanto que decidió componer su propia canción”, relató Ilan, e inmediatamente interpretó el tema de su autoría que sirvió de inspiración al más prolífico de los Beatles.
Otra de las anécdotas que deleitó al público fue cuando Ilan Chester contó su experiencia con Queen en Venezuela en el año 1981. Relató que insistió tanto a los productores que consiguió que su grupo Melao fuera la contraparte venezolana que diera apertura al show de Queen. “Lo primero fue el cóctel Queen-Melao. Yo me fui con el traje Safari, de Rori, al restaurant Tarzilandia donde estaba el cóctel, llegamos nosotros, y bueno llegamos nosotros. Llegan los de Queen y el contraste entre los medios de comunicación y los artistas era radical. Por un lado, estaban los flashes de las cámaras, los reporteros, entusiasmados, preguntando todos a la vez, y por otro lado, estaba Freddie Mercury obstinado, con una cara de experimentar la ladilla más grande de su vida. Me presentaron, ‘Freddie this is Ilan. He is the singer of the opening act’ [Freddy, este es Ilan. Él es el cantante del grupo telonero] El tipo ni me miró, sencillamente extendió el brazo de manera que pudiera tocarle la mano. Luego me presentan a Brian May, el guitarrista, el tipo fue bien afable conmigo, yo le dije: ‘coye Brian, nos dijeron que podíamos utilizar los instrumentos de ustedes para evitar problemas en la tarima’. Brian me miró con compasión,” relato Ilan ante la risa de todos por su ingenuidad, especialmente de los que saben que la guitarra de Brian May, llamada The Red Special [La roja especial], es única en el mundo e invaluable. Ilan dejó a todos en risa y atónitos al revelar lo excéntrico y desquiciado que era Freddie Mercury, relatando que mientras él estaba interpretando el tema Estimada flor, la superestrella de Queen le lanzaba “liguitas” desde atrás del amplificador.
Luego de esto Ilan Chester relató historias de su internacionalización, de los Poliedrazos, que ahora era él quien llenaba y cantó sus temas Ojos verdes, Estimada flor, Historia de un buen día, Cerro El Ávila, Es verdad, Abran paso, El destino, Sabe a Calidad y Eres una en un millón, dedicando este tema a su esposa con un sutil gesto que la señalaba en la consola de sonido e iluminación.
Ilan Chester, El Musiú, se despidió diciendo que ha sido muy afortunado como venezolano, y señaló que todos son musiúes. “Como venezolano he sido muy afortunado. Venezuela recibió a mi familia, a mí me albergó , me acurrucó, me nutrió, y en Venezuela me casé. En Venezuela nacieron casi todos mis hijos, fue aquí que hice carrera, entregué canciones y a cambio recibí aplausos y cariño de un público extraordinario, inclusive he llevado y sigo llevando en el mundo el curioso titulo del músico de Venezuela. (…) Somos todos musiúes en la medida en que somos más que un cuerpo que nació en un territorio particular, somos más que la historia y costumbres de un pedazo de tierra”, dijo Ilan Chester, quien exhortó a salir de la “amnesia amorosa” y agradeció la asistencia de su público mientras de fondo sonaba All you need is love.