
Publicado en la revista Zeta el 25 de enero de 2013
Recientemente, se estrenó la controversial película “Azul y no tan rosa” del actor y director Miguel Ferrari. El éxito ha sido arrollador, llenando completamente las salas de cine e incluso inspirando la creación de cócteles en varias ciudades del país.
Por SARA KAFROUNI
“Azul y no tan rosa” es una película drama-comedia poco común, protagonizada por Guillermo García (Diego), Sócrates Serrano (Fabricio), Hilda Abrahamz (Delirio), Ignacio Montes (Armandito), Carolina Torres (Perla Marina) y Alexander Da Silva como Racso. La cinta ha sorprendido por la claridad con la que trata la vida de Diego, un fotógrafo homosexual al que le cambia la vida cuando su novio Fabricio, un ginecólogo, recibe una golpiza homofóbica de unos jóvenes, y cuando su hijo Armandito llega de España luego de cinco años de distanciamiento. Esta película plantea la importancia de los valores familiares, la amistad, y la tolerancia a las diferencias, pero por la manera frontal en que lo hace, es una producción vanguardista para Venezuela.
Miguel Ferrari considera importante que esta temática haya entrado al cine venezolano: “No sé si llegó tarde; lo que sí sé es que al fin llegó esa posibilidad de poder hablar de esa gente de la que nunca se habla dentro de nuestra cinematografía. Posiblemente tenía que haber llegado antes, tocado desde esta perspectiva, pero llegó y eso es lo importante, que por lo menos abrió una puerta al debate para que en el país se comenzara a hablar de eso. Vemos como los otros medios de comunicación, como en la televisión, eso no se toca, y en las series y los dramáticos que se hacen no consigues personajes homosexuales, y si los consigues son tratados de una manera burlesca, humillante, un poco estereotipada, como unos personajes para hacer reír y de motivo de burla. Yo quise hacer la película tocando el tema de una manera respetuosa, de una manera seria, unos personajes que estuvieran bien alejados de los clichés, de los estereotipos, así que aquí está la película que aborda diferentes temas, por supuesto con la diversidad y con el respeto a lo diferente, el derecho que tienen todas las personas a creer en una opción diferente. Yo no hablo de sus preferencias sexuales sino a ser diferentes en todos los sentidos, a tener actividades diferentes”.
En la trama principal, protagonizada por Guillermo García (Diego), se desarrolla la relación padre-hijo y se muestra la importancia del amor para poder solventar las diferencias entre ambos. “Azul y no tan rosa” presenta varias subtramas, en las que se introduce el tema de la reasignación de género representado en el personaje de Delirio, quien era un bailarín y decidió cambiar de sexo, así como las historias del maltrato marital, el machismo, la vida monoparental, las relaciones homosexuales y la homofobia que generan.
Miguel Ferrari, quien estudió dirección de cine en Madrid, España, decidió hacer su primer largometraje inspirado en los cambios sociales presentes en la sociedad española: “Luego de realizar algunos cortos, ya creí que era el momento de lanzarme con un largometraje. Creo que tengo historias que contar. Comencé por esta historia, que es una idea que surgió a finales del 2008, y por esos tiempos se estaba debatiendo la Ley de Matrimonios Igualitarios en España y me pareció muy interesante todo el debate que se abrió en los medios de comunicación, y que había una parte de la sociedad española muy conservadora que estaba totalmente en contra y otra parte que tenía argumentos muy validos. Me pareció muy interesante trasladar a Latinoamérica, en el contexto latinoamericano, el tema de lo que son los matrimonios igualitarios y que de una vez se empiecen a hacer cosas a favor de estos colectivos que están luchando por sus derechos de tener un matrimonio como cualquier otro. Entonces, investigué en Latinoamérica cómo estaba la situación, al ver que si hay países que han avanzado ya en esa materia, como Argentina, donde se ha aprobado la legislación de los matrimonios igualitarios e incluso la adopción al igual que en España, y me pareció que nuestra sociedad, la sociedad venezolana y de otros países latinoamericanos, deberían ir en ese camino, pues aprobar estas leyes, y que de una vez por todas los ciudadanos tengan los mismos derechos, que no hayan ciudadanos de primera, ciudadanos de segunda”.
Aunque este es el tema que más recuerdan los espectadores, Miguel Ferrari sañala lo absurdo de categorizar “Azul y no tan rosa” como de temática gay y más bien afirma que el tema principal de la película es “la relación de un padre y un hijo y cómo a través del amor y de las diferencias, ellos logran tener un punto de encuentro, y que el amor y el afecto están por encima de cualquier opción que puedan tener cualquiera de los dos”. Asegura que todo lo relacionado a la homosexualidad existe desde que “el hombre es hombre, desde que la humanidad es humanidad”, pero que nunca había alcanzado la visibilidad que hoy tiene porque el machismo y la homofobia la había ocultado, y señala que hay mucha desinformación al respecto. “Creo que ha habido una falta de información general y quizás de educación en nuestra sociedad en donde todo el mundo pensará que la homosexualidad es una enfermedad, y no lo es. Desde hace muchísimos años ya dejó de estar en la lista de enfermedades tipificadas por la organización mundial de la salud. Hace muchos años dejó de aparecer esto porque está comprobado que no es ninguna enfermedad, o ha habido muy poca información y muy poca educación por parte de las instituciones a la sociedad en general para cambiar un poco esta idea errada y distorsionada que tiene la población en general, sobre estos colectivos y sobre estas personas” dijo Miguel Ferrari.
Quizá esta película contribuya a la aceptación de la diversidad, pues aunque Ferrari no sabe si traerá debates legales sobre las relaciones igualitarias, sí cree que es “un granito de arena en esta lucha que llevan muchos en Venezuela, y que es una lucha muy loable y que ellos necesitan”. Además de esto, Ferrari resalta la importancia que esta película tiene para el colectivo gay y la sociedad venezolana, pues enfoca el tema con un “tono respetuoso, y que se habla por fin de manera directa, clara, y sencilla. De eso trata trata la película, del amor y sus diferentes formas, y la familia en el sentido más amplio de la palabra. El concepto de familia ha evolucionado ya, en la diferentes sociedades, y yo creo que en Venezuela que se habla tanto de Derechos Humanos, creo que ya, de una vez por todas, debería empezar a hablarse de la oportunidad de legislar para que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos”.
UNA MISS COMO TRANS
“Azul y no tan rosa” cuenta con la actuación de la actriz y ex Miss Hilda Abrahamz, quien interpreta a Delirio, una mujer que antes fue un hombre. La actuación es tan convincente que nadie dudaría de la veracidad del personaje e incluso, si no se conociera la trayectoria de Hilda Abrahamz, se pudiera pensar que el director escogió a un actor travesti para este papel. Miguel Ferrari explicó que siempre visualizó a Hilda en el papel, principalmente por ser mujer: “El personaje es realmente una mujer. Lo que pasa es que nació en un cuerpo equivocado y ella luego de una serie de operaciones se transforma en una mujer. No quería que un hombre interpretara el personaje haciendo de mujer porque realmente el personaje es una mujer y me parecía que por las características tanto físicas como por sus condiciones vocales, Hilda podría encajar perfectamente en este personaje. Su historia es la de un bailarín que llegó a ser primer bailarín en una gran compañía de ballet y que luego de haberse sometido a estas operaciones para transformarse en una mujer, (…) no pudo seguir su carrera como bailarina porque su estatura era muy alta. Yo normalmente cuando escribo intento colocarle a los personajes una cara, un rostro; eso me facilita mucho imaginármelos, desarrollarlos. No tienen por qué ser conocidos míos, compañeros míos, sino que puede ser cualquier actor mundial, de películas, para ubicarlos un poco físicamente como lo veo. Yo desde un principio me la imaginé a ella haciendo este personaje. Nunca se lo dije sino una vez que ya había concluido una versión bastante avanzada del guión, que fue cuando busqué el financiamiento y entonces la llamé y le envié el guión desde Madrid. Y a ella por supuesto le encantó, porque ella siempre soñó con hacer un personaje transexual. Siempre le pareció que era un personaje interesante, su mundo interior y la vida tan compleja que viven estos seres humanos que han nacido en un cuerpo con género equivocado”.
Más allá de los temas del maltrato, de la homofobia, y de las relaciones igualitarias, Miguel Ferrari plantea una película alejada de los estereotipos. En “Azul y no tan rosa”, Ferrari hizo una película de interés propio, en la que puede reflejar las relaciones humanas y los sentimientos más allá de las líneas divisorias, al margen de lo diferente y de lo conocido como de certeza universal. “Creo que la película de alguna manera tocó cosas diferentes y el público lo ha agradecido. Ha agradecido un poco esta bocanada de aire fresco en las temáticas de nuestro cine y de alguna manera mostrar que hay lindas historias que se pueden contar en nuestro cine, y que hay que ser un poco más valiente, hay que ser un poco más profundos, creativos y empezar a hablar de tantas cosas que no se han hablado y se han descuidado. Cosas inherentes a los seres humanos que son iguales en cualquier parte del mundo y por eso se hace una película y se convierte en algo universal; porque los seres humanos son idénticos, iguales, en todas partes del mundo, con diferentes culturas, pero lo que no varía es el sentimiento, las emociones, el ser humano en su esencia. De alguna manera, es que tomemos en cuenta que en el mundo el concepto de familia ha evolucionado, que para que un niño crezca y se desarrolle como un ser humano normal, exitoso, lo que necesita es estar en su seno familiar, donde se le inculquen valores tan importantes como la solidaridad, como el respeto, como el trabajo, la educación, la honestidad. Es absurdo pensar que un niño que se crie en una familia compuesta por dos madres vaya a crecer con un trauma o con complejos, o igualmente un niño que crezca en un seno familiar constituido por dos padres, nada que ver. Además, que un niño también puede crecer en una familia mono-parental y no por eso ese niño tiene que ser un niño que en su vida adulta vaya a tener problemas y tropiezos, lo que tiene que inculcársele al niño es básicamente lo que necesita, que es educación, amor y que haya un contexto donde se le enseñe el respeto a lo diferente y a la solidaridad. Hay muchos hogares compuestos por una mujer y un hombre, un padre y una madre, estructurados, donde hay violencia de género, hay maltrato, donde hay problemas de alcoholismo, problemas de droga y el niño ahí sí es verdad que crece que no tiene nada que ver. El hecho que sea un niño criado por una pareja heterosexual o una pareja homosexual, no implica que vaya a ser diferente, lo que es importante es como están estructurados los valores en ese hogar y el amor. No hay que estar clasificando a la gente, la única clasificación posible y necesaria es esa: un ser humano, independientemente de sus gustos, de sus opciones, de sus ideas, de su religión, de su raza y del color de piel”.
FERRARI COMO CREADOR Y EL CINE VENEZOLANO
Afortunadamente y para deleite de los cinéfilos, Ferrari asegura que el cine venezolano últimamente ha logrado posicionarse en niveles que le han permitido ser mejor valorado por los espectadores e incluso por los críticos y concursos internacionales. Sin embargo, asegura que carece de más guiones sólidos e insiste en la importancia que tiene la creación de personajes y de las interrelaciones personales en el guión, y al igual que Shakespeare ha trascendido por hablar de las personas, de los sentimientos más primitivos, del amor, la venganza, el odio, el miedo, y el poder, pero desde la perspectiva y desde la interioridad de los personajes, igual debe hacer el cine venezolano.