LAS VENAS ABIERTAS DEL CINE LATINOAMERICANO

El cineasta Gonzalo Justiniano presentando su película
El cineasta Gonzalo Justiniano presentando su película ¿Alguien ha visto a Lupita?

Publicado en Zeta en septiembre de 2012 

El pasado miércoles estuvo en Caracas el premiado cineasta chileno Gonzalo Justiniano, quien presentó  en la Casa Rómulo Gallegos, en Caracas, su más reciente largometraje titulado ¿Alguien ha visto a Lupita?, una producción que revela los valores de una familia tradicional, los peligros de una sociedad vibrante y que absorben a una joven e inocente adolescente que parece padecer desquilibrios psicológicos, pero que al mismo tiempo permite al espectador darle una lectura más acertada a la trama de la película. En exclusiva, Gonzalo Justiniano, quien se caracteriza por hacer un cine dirigido hacia la sociología, expresó su opinión sobre el cine chileno y, en su espectro más amplio, sobre el cine latinoamericano

 

Por SARA KAFROUNI

Para Gonzalo Justiniano, la concepción del cine chileno es algo poco útil para él, afirma que el cine es un camino para descubrir la identidad de cada quien y no cree en encasillamientos de ningún tipo, únicamente cree en expresar a través de los recursos audiovisuales una realidad compleja o simple, visible o escondida, en los rincones de una ciudad, territorio o país.  “Lo que pasa es que ese concepto del cine chileno yo no me lo trago porque lo único que nosotros sabemos, incluso como latinoamericanos, es lo que no somos y el cine es quizás un camino para ir descubriendo nuestra identidad, nosotros sabemos que no somos alemanes, que no somos suecos, que no somos gringos, pero qué mierda significa ser chileno, ser latinoamericano es una larga aventura. Los cineastas reflejan su realidad. A nosotros nos criticaban mucho los sectores reaccionarios de Chile porque nosotros abordabamos la realidad chilena y yo digo ‘¿Qué quieren, qué hagamos películas de marcianos?’ y no sé, yo creo que se involucra a gente que, de una u otra forma, no le interesa que en el cine se esté reflejando la realidad nuestra y yo encuentro que es totalmente natural, los americanos cuántas películas de la Guerra de Vietnam no han hecho, entonces es normal que los cineastas aborden sus propias realidades”, sentenció el cineasta.

Gonzalo Justiniano comenta que es muy difícil ver películas latinoamericanas en las salas de cine frente a la  maquinaria de producción filmográfica que representan los Estados Unidos y asegura que aunque se debe incentivar la producción nacional se debe seguir el ejemplo de distribución de esta gran industria del cine americano para poder tener un mayor alcance, pues asegura que los latinos no hacen un cine comercial sino un cine diferente, profundo y palpable: “Para ser cieneasta hay que ser un poco masoquista porque cuesta mucho hacerlo. A mí me interesa el cine para mostrar como yo veo el mundo, como me veo a mí mismo y trato de que sea algo también como un objeto de placer porque es muy hermoso comunicar el misterio que somos y todo el misterio que nos rodea. De una forma a otra, yo intento usar todo el lenguaje cinematográfico que es la imagen, el sonido, la actuación en los rostros, para transmitir un pedazo de una realidad. Desgraciadamente es muy difícil ver cine latinoamericano en otros países, bien sea por las circunstancias políticas y económicas, y por la falta quizás de decisiones, y eso le pasa a todo el mundo. En Francia y en toda Europa también tienen un problema enorme y es que hay una gran, gran industria que es el cine norteamericano que copa ya incluso todas las salas. La programación de las películas en Chile se hace en Estados Unidos; entonces es un plan que abarca a todos nuestros países. Entonces, el espacio que nosotros tenemos que cubrir es un espacio complicado y hay películas que son más comerciales por lo que logran meterse con mucha dificultad, pero en general el sentido de la mayoría de los cineastas, de muchos cineastas latinoamericanos que yo conozco, más allá de hacer cine y de que tenga un objetivo de llegar a más de 10 millones de espectadores en salas de cine comercial y ganar dinero es hacer cine que muestre una mirada, una seudo-reflexión, agarrar un pedazo de lo que uno puede llegar a pensar, sentir y transmitirlo y comunicarlo, emocionar e incluso transmitir todas las dudas que uno pueda tener. Entonces, en ese sentido, yo creo que existen distintos tipos de cine y hay cabida y hay que defender los espacios que  se están creando con las nuevas tecnologías que son internet, el cable, ahora es normal ver películas latinoamericanas en los cables de televisión de toda América Latina y vamos remando a ver que pasa. Hace falta modelos de producción que permitan llevar a cabo más películas y sobre todo modelos de distribución que permitan que las películas tengan salida y recuperen una buena parte de lo invertido”.

Para Gonzalo Justiniano, quien ha recibido premios internacionales de eventos como el festival de Cine de Berlín y del Festival de Cine de Nueva York, asegura que aunque las pelícualas latinoamericanas sí están posicionadas en el mercado y festivales internacionales es necesario no mirar tanto hacia afuera y tratar de desarrollar un circuito propio del cine latinoamericano en el que el cine latinoamericano no dependa de “una resonacia” o “autorización” para hacer cine y distribuirlo, pues asegura que latinoamerica tiene un producto diferente con un concepto no comercial sino más profundo y que no obliga a una militancia del cine latinoamericano, sino que busca expresamente que los espectadores gocen el cine como lo hacen con la música, la literatura y la comida.

El cine de los documentales

Frente a la nueva tendencia de hacer documentales en formato de largometraje, ya sean de caracter histórico o sociológio, Gonzalo Justiniano reveló que los documentales son una herramienta maravillosa del cine. “Yo pienso que el documental, que el desarrollo que el documental está teniendo es espectacular y a mí personalmente me interesa casi ver más películas documentales y las echo de menos porque no las tienen en la televisión o el cable, y deberían ser más accesible a la gente porque hay temáticas y hay formas de mirar el mundo que se transmiten a través del documental que son super entretenidas, interesantes y la gente tendría mucho apego y es, precisamente, en ese sentido que yo creo que se está desarrollando un poco esa línea. Yo creo que es muy importante que las televisoras le den acceso a eso porque entre tantos reality shows y toda esa mierda que cubren la programación, quizá se podría lograr un espacio en el horario de nuestras televisisoras, para mirar documentales exitosos y que a la gente le gustaría definitivamente”, comentó convencido el cieneasta sobre la fuerza que podría tener este tipo de filmografía en las sociedades consumidoras del cine con contenido, más allá de la mera producción y distribución con fines comerciales.

Sin duda alguna, y aunque el cienasta asegura que no le interesa un modelo como el de los Estados Unidos, sí considera que al cine latinoamericano le hace falta un modelo de distribución eficaz, un circuito solidamente constituido y que fomente el diálogo entre  directores y productores. Quedará a ver si estos punzantes talentos de la escena fílmica latinoamericana logran revivir los tiempos, por ejemplo, del gran cine mexicano pero con el contenido social latinoamericano y anti-hegemónico que desean proyectar.