El pasado jueves 11 de abril el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela fue la sala donde la ex miss Norkys Batista presentara su pieza Orgasmos, y pasados los 40 minutos, personas adeptas al gobierno irrumpieran en el recinto lanzando bombas lacrimógenas
Por SARA KAFROUNI
Previo a las elecciones presidenciales del 14-A, la rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha, y el director de Cultura de esta casa de estudios, José Rafael Herrera, ofrecieron el Aula Magna a la actriz Norkys Batista al haber sido cancelado su show en el Hotel Venetur Puerto La Cruz por razones políticas, específicamente por ser opositora. En esa oportunidad, Norkys Batista con ironía se mofó de la excusa dada por los adeptos al gobierno y aseguró entre risas que “en todos los hoteles se tienen orgasmos menos en el Hotel Venetur”.
A sala llena, con 2000 personas aproximadamente, con los aplausos del público y con el bolero Orgasmo de Concha Valdés (versión Floria Márquez) sonando de fondo, Norkys Batista inició su obra presentando su personaje Alexandra, “una sexóloga, escritora y por supuesto orgásmica” y preguntándole al público si “estaban abiertos”, algo “necesario para hablar de sexo”. En el transcurso de la puesta en escena, la actriz continuó con su monólogo explicando qué significaba un orgasmo, qué era, el promedio anual de hombres y mujeres que podían disfrutar uno y tenerlo, mientras improvisaba las líneas de su guión con chistes y parodias de la realidad política de Venezuela. Pasados los primeros 10 minutos de la obra, con un sofá blanco de fondo y una mesa al lado, la actriz señaló que el descubrimiento de su orgasmo había sido tragicómico, y discutiendo por teléfono con su editor dijo que no tenía lista su columna porque era de “Oposición”. En sus improvisaciones incluyó líneas en las que hacía alusión a su visita a Puerto La Cruz, y que había visto un pajarito, diciendo “¡mira un pajarito! Él sabe cuál es el camino”. Elementos que causaron una respuesta masiva en aplausos y risas.
Sin embargo, la hostilidad no se hizo esperar. Ese mismo jueves fue el día del cierre de campaña de Nicolás maduro y algunos de sus seguidores estaban paseándose por las instalaciones de la UCV, con las acostumbradas camisas rojas, el brazalete tricolor en el brazo y algunos en aparente estado de ebriedad. Justo cuando el show ya tenía 40 minutos, algunos militantes oficialistas decidieron atacar a los presentes lanzando bombas lacrimógenas dentro del recinto que vence las sombras.
Desde el interior de la sala se escuchó un forcejeo afuera entre los oficialistas y el personal de protocolo, principalmente chicas jóvenes, que se encontraban resguardando la entrada principal. La mayoría de los asistentes ni se dio cuenta que esto ocurría hasta que los empujones se hicieron más fuertes y se escuchó que el encargado de la seguridad en la puerta gritaba “no pueden entrar, esto es un acto privado”, seguido de los gritos de la gente “cuidado, cuidado”. Las bombas lacrimógenas dispersaron a la audiencia, la cual entró en pánico, algunos afectados tuvieron ataques de asma y salieron de la sala con los rostros ardiendo por los gases, sin saber qué vendría después de las bombas.
La rectora Cecilia Gacía Arocha, quien estaba presente en el acto señaló que el permitir la realización de esta obra en el Aula Magna demostraba que los espacios de la UCV siempre han estado dispuestos para fomentar y difundir la música, el teatro, y toda cultura en el país. Aseguró también que según identificación de las autoridades, uno de los responsables de este vergonzoso ataque fue Kevin Ávila, a quien el difunto Hugo Chavez llamó “digno hijo de la patria” y quien dejo de ser estudiante de la UCV pues fue expulsado de la casa de estudios por los sucesos violentos ocurridos en la facultad de farmacia el año pasado. Sobre el ataque y las declaraciones de la rectora, Kevin Avila escribió en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: “Rechazo: Convertir nuestra Aula Magna UCV en un burdel y los hechos violentos que eso originó. Ninguno corresponde al espíritu UCVista!!!”. La opinión generalizada entre los entendidos es que si la obra Orgasmo hubiese sido presentada por alguna actriz abiertamente chavista, este ataque no hubiese ocurrido.
En respuesta al ataque, la actriz aseguró que salió lo más rápido que pudo del auditorio y agregó que desde tempranas horas, algunos conocidos de ella, cercanos al oficialismo, le habían advertido que algo así podría pasar. La actriz vía telefónica pidió que la dejaran trabajar y dijo que si había infiltrados en la sala debieron dejarla terminar y aprender de lo que estaba hablando. “¿Dónde está Roberto Mesutti, Layla Succar y Winston Vallenilla. Yo quiero escucharlos. ¡Carajo!”, señaló Norkys Batista. Previo a este evento, la actriz declaró en especial para Zeta que estaban pasando muchas cosas y quizá eso era para que la gente entendiera que era necesario “un cambio urgente o es fin de mundo, como decía mi abuela”. Norkys aseguró que su obra no era política, pero que como artistas eran capaces de utilizar chistes del acontecer diario y sacarle filo en la improvisación si la energía del público lo permitía, y esto fue exactamente lo que pasó. “Aquí estoy haciendo mi obra. Nunca ha cambiado; la obra no es política. Todos los que han ido al teatro saben lo que podemos llegar a improvisar y a los chistes a los que podemos sacarle provecho. Sin embargo, también nos dejamos llevar mucho por la sensación y por la energía del público”. De igual manera, señaló que no sabía que el cierre de campaña de Maduro era el mismo día de la obra, por lo que sus amigos le advertían que se cuidara, asegurando que a ella le pasan “muchas cosas extrañas” por lo que su lema constante es: “mientras más famosa soy, más mamarracha soy”.
Según comentó Norkys Batista, la obra Orgasmos, que se ha estado presentando ininterrumpidamente desde su estreno, habla de la comunicación de la pareja, de la autoestima, de la relación de pareja “porque al final todos sentimos orgasmos, hombres y mujeres”. Al igual que escribió Kevin Ávila en su cuenta de Twitter, muchos le escriben a la artista descalificándola como pornográfica e inmoral, a lo que ella responde: “Me llama mucho la atención porque hay gente que se ha dedicado a escribir ‘qué pornografía’. ¿Si no han ido a ver la obra para qué hablan? Todos tenemos orgasmos, y en la obra se habla de un punto específico. No todo el mundo habla de orgasmos.¿Pero para qué decir que es una palabra vulgar? ¿Que me desnudo? Pues a mi me encanta desnudarme, y eso no tiene nada de pornográfico. Cada quien es dueño de su cuerpo y de su vida, y de lo que hace. Sin embargo, esta obra es educativa y jocosa”.
Y jocosa fue, un orgasmo de risa y aprendizaje que sonrojaba a más de un caballero, cuando su regia esposa reía de la desfachatez de Norkys al afrontar en escena tan delicados temas, pero a sabiendas de que todo lo que decía era verdad. Es que las intimidades las pensamos, pero no las conversamos. La obra Orgasmos nos obliga a hacerlo, a afrontar las realidades de alcoba, y reírnos de ellas.