
Publicado en Zeta el 13 de septiembre de 2013
Por SARA KAFROUNI
Especial desde New York
El complicado desarrollo artístico en el país ha generado una tendencia migratoria de talentos venezolanos que destacan en el exterior, pero que deja ese sabor de añoranza en quienes desean vivir esa riqueza cultural construida fuera de casa. Tal es el caso del asertivo, detallista y poco convencional director y productor de teatro, Michel Hausmann, quien con su compañía actoral Palo de Agua, emigró a los Estados Unidos y recientemente estrenó en La MaMa’s Ellen Stewart Theatre el musical The Golem of Havana [El golem de La Habana], una pieza escrita por Hausmann y cuya música y letra fue creada especialmente para la historia por los venezolanos Salomón Lerner y Len Schiff. Otras personalidades venezolanas que forman parte del equipo de Hausmann y que contribuyeron con la creación de este musical son Yair Rosemberg, en su rol de productor; Edwin Erminy, diseñador de escenografía; Yair Szarf como ingeniero de sonido; Manuel Gonzales, diseñador gráfico que también creo la publicidad de las piezas Jesucristo Superestrella, Los Navegaos, y Los Productores; y finalmente los actores Alfonso Rey y José Miguel Dao.

Michel Hausmann, en exclusiva para Zeta, comentó que la creación de esta pieza comenzó hace 10 años cuando él todavía estaba en la universidad, y la retomó dos años atrás, inspirado en la historia de su familia y extrapolando la locación original, que era el vecindario San Bernardino en el año 1960, a una Cuba del año 1958. “En primer lugar cuando uno crea algo —esta es la primera vez que escribo algo— uno empieza con un impulso de una historia que va diciendo lo que realmente ella quiere ser. Entonces, de repente hay temas que empiezan a resonar más que otros. Yo empecé con esta idea de imaginarme la infancia de mi mamá en San Bernardino e imaginarme a mi abuela, bueno, a mis abuelos que fueron sobrevivientes de la guerra, y mi abuela que estuvo en Auschwitz, quien la tuvo muy fuerte, y eso marcó mucho su personalidad. Todo esto comenzó pensando en qué debía pasar para que mi abuela hubiera retomado la fe en la humanidad. Entonces a mí se me ocurrió esta idea de voltearle la experiencia de vida, y descubrir que pasa si hubieran sido unos sobrevivientes del Holocausto los que tuvieran que esconder a una persona, o sea, que la vida de otra persona estuviera en sus manos, y cómo mis abuelos se manejarían ante una situación así. Entonces, cuando uno va desarrollando la historia, ya dejan de ser tus abuelos, tu mamá, y se van convirtiendo en personajes propios que tienen una esencia de ese primer impulso, pero la historia los lleva a otro lado. Me pasó lo mismo con Venezuela. A mí me parecía muy interesante que en Venezuela hubiera un movimiento guerrillero, pero al final del día el movimiento guerrillero en Venezuela fue un chiste al lado del movimiento de Cuba, donde efectivamente estos tomaron el gobierno. Entonces me llamaba más la atención el después, qué pasaba con estos guerrilleros buenos y honestos que están tratando de traer un mejor país y luego forman gobiernos. Claro, yo creo que ahorita es muy complicado defender los 60 años de revolución Cubana porque han convertido a Cuba en una cárcel. Pero en el año 58, cuando Batista se escapó en el año nuevo le dio un aire de festividad a Cuba. En ese momento no había una maquina del tiempo que te iba a decir lo terrible que iba a ser el gobierno de Castro. Peor, había muchísima injusticia y desigualdad, y estos barbudos de la montaña eran un símbolo de esperanza. Entonces, esta obra pasa en el año 58 y me pareció que Cuba era mas apropiado que Venezuela. La obra gira entorno a una familia judía que tiene que decidir si esconde, o no, en su casa, a un guerrillero herido”.
En la sinopsis de la obra hablan de la conjunción de dos mundos, y Michel Hausmann explica que efectivamente esa fusión de culturas es parte de la esencia de la historia, pues la narrativa trata de una familia de inmigrantes judíos de Hungría, los Finkel, que viven en Cuba, todavía en la Habana vieja, y que no habían logrado mejorar su situación económica y mudarse a un vecindario de clase media como Miramar: “La historia trata sobre una familia de inmigrantes judíos de Hungría, en Cuba. Los mundos que se unen son esos dos, pero la misma cultura de Cuba es en sí unión de varios mundos, como la cultura española y la cultura africana, y eso está muy reflejado en nuestra historia, en nuestra música y hasta en la instrumentación de la banda donde tenemos instrumentos tan distantes como un clarinete y unos tambores batá, uno al lado del otro. Salomón Lerner creó en la música un extraordinario reflejo de la mezcla de culturas que esta en la historia”.
Michel Hausmann no descarta la posibilidad de presentar su musical en Venezuela; sin embargo, de decidir traerlo a las salas del país sería un proyecto a mediano plazo, de un año y medio a dos, pues implicaría un trabajo de traducción de la obra. Así mismo comentó que de hacerlo pronto, preferiría que la pieza estuviera enmarcada dentro de algún festival y montarla tal cual como está en este momento; aunque si fuera una producción independiente disfrutaría tener en los roles protagónicos a actores como Armando Cabrera y Luigi Sciamanna.
The Golem of Havana, cuya metáfora sobre las personas que llegan a salvar a otros en momentos de crisis, cautivó al público desde su estreno, por lo que posiblemente se abran nuevas fechas de presentaciones en otros teatros de New York.