El flautista de Venezuela, Huáscar Barradas, homenajeó a las madres en su día con dos conciertos en el BOD-CorpBanca el pasado 17 de mayo, con los que rescató la tradicional serenta como una apuesta al sentimiento. En esta oportunidad, las madres no sólo abrieron la ventana de la casa, sino que invitaron a los serenateros a pasar, brindándoles sonrisas y aplausos hasta el final.
Por Sara Kafrouni
Fotografía Nelson Agelvis
Descalzo, elegantemente vestido y con la flauta en sus manos, Huáscar Barradas inicio con un solo exquisito el concierto “Serenata para mamá” dedicado especialmente a las madres venezolanas, mujeres avocadas a sus hijos y hogares. Huáscar se empeña no solo en recopilar talentos en el escenario sino de rescatar hábitos del auténtico venezolano, como en este caso la serenata, que tristemente ya no se dan, luego de ser una práctica divertida y agradable para elogiar a las mujeres, pues según declara el mismo Huascar, “la música es un elemento de conquista increíble” en el que sólo se necesitan algunas notas, quizás una letra, y mucho sentimiento.
Ambas funciones de “Serenata para mamá” tuvieron sala llena, como es costumbre en los conciertos del flautista. Huáscar Barradas se paseó por emotivas historias de vida con las que logró una remoción de emociones y recuerdos que sirvieron de nexo para lograr, al menos por dos horas, una reconciliciación con lo bonito de Venezuela, y que además le sirvió para involucrar a nuevos talentos en el escenario.
Huáscar Barradas junto a Elvis Martínez (bajo y guitarra), Thomas Cardona (guitarra), El Negro Álvarez (percusión) y Miguel Siso (cuatro) se pasearon por las melodías de Piel Canela, el maravilloso tema Anhelante compuesto por el querido José “Pollo” Sifontes para su esposa Raquelita Castaño en 1976, el clásico La Bikina hecho famoso en los últimos años por el mexicano Luis Miguel, tema con el que Huascar le pidio al público que aunque no estaba en el escenario el cantante mexicano, que se imaginaran que era él, y que aplaudieran a la banda como lo harían con el ícono latino. Entre otros temas que interpretó el flautista estuvo Bésame, Woman del Callao, coreada por todos los asistentes, y el recordado y emotivo Amor Eterno de la inolvidable Rocío Dúrcal, el cuál dejó correr algunas lágrimas entre los asistentes. Huáscar Barradas, como siempre, disfrutó a plenitud su puesta en escena tanto así que en esa sala íntima, rodeado de amigos, aprovechó e invitó a subir a tarima a una señora del público llamada Ángela Izcaraiz, quien subió con una amiga, y quienes para sorpresa del público eran boleristas, e interpretaron bellamente el tema Tú me acostumbraste. Entre otros temas estuvieron Presagio, Cristal y Canción para ti, el bello clásico de Frank Quintero.
“Serenata para mamá” contó con la participación especial de Kai, hijo de ocho años de Huáscar Barradas, quien interpretó con gran entrega la heredada Tonada de Luna Llena de Simón Díaz. Según comentó Huáscar Barradas, este concierto y todos los que realiza son importantes porque él trata de mostrarle a los jóvenes y a su público que Venezuela está llena de talentos y que todos forman parte de un país especial. Es por eso que el flautista no sólo tuvo a su pequeño hijo en el escenario sino que además invitó a tres maravillosas niñas llamadas Isabella, Andrea y Nicole que interpretaron Hijo de la luna de Mecano, Frío Frío de Juan Luis Guerra y Te Regalo de Shakira, en lo que Huascar llamó un concierto “vente tú”.
Justo cuando ya se creía que la serenata iba a culminar, las cuatro voces de bel canto de la agrupación Ankora irrumpieron en la escena acompañando el gran soplo de ensueño y paz que salía de la flauta de Huáscar Barradas, entonando de manera imponente el tema Ladrón de tu amor de Gualberto Ibarreto, seguido de Qué será de ti, Quizás quizás quizas y Frenesí, estas dos últimas con el público de pie, aplaudiendo y haciendo el coro de las canciones junto a los jóvenes y elegantes tenores de Ankora, integrada por Diego Puentes, Juan Luis Dominguez, Francisco Morales y Franklin De Lima, mejor conocidos como “los Príncipes del Pop Lírico”.
Las madres, algunas acompañadas de los bisnietos, disfrutaron su serenata a plenitud, rememorando sus años mozos y los de toda una nación que se rehusa a olvidarlos.