LORENZO VIGAS… DESDE ALLÁ

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Lorenzo Vigas, de sonrisa amplia y orgullo de triunfador, presentó el preciado León de Oro con el que se alzó el año pasado en el Festival de Venecia por su impactante cinta Desde Allá. Un año y muchos festivales pasaron para que el cineasta finalmente llegara a casa con el macizo premio. La película, hasta ahora, tuvo tres estrenos: uno muy privado, otro un poco más amplio. Y el público caraqueño disfrutó el tercero el pasado 2 de septiembre.

Por Sara Kafrouni

Con ansias y una curiosidad atenta, los asistentes siguieron cada minuto de la proyección. Sin aviso ni alertas de ningún tipo, cada uno surfeó el cúmulo de emociones que fueron dirigiendo los protagonistas de la aclamada cinta. La complejidad de la trama reflejada en la relación entre Armando (Alfredo Castro), un prostodoncista de mediana edad, y Elder (Luis Silva), un pandillero adolescente, inicialmente impacta al espectador venezolano común, no acostumbrado a propuestas homosexuales que no sean para comicidad. Sin embargo, al rato se da cuenta que el tema va mucho más allá, al presentar sin tabú la homofobia, la relación padre e hijo, el abuso sexual, y la reinterpretación de una sociedad violenta con males profundos, en la que casi sin exclusión cada uno que la conforma es víctima de lo que eso representa.

Desde Allá sacude al espectador desde que inicia, con escenas de contenido comúnmente controversial, hechas con tomas posteriores y con mínima profundidad de campo, donde sólo el elemento principal queda enfocado dentro de un campo de luz visualmente nítido. Así van construyendo el silencioso diálogo que sólo los gestos llenan y que la imaginación del espectador puede recrear. La película está hecha de esa manera. Obliga a pensar, reconstruir hechos, a hilvanar la historia y distinguir esa lucha instintiva, que no involucra la razón sino las emociones. Y así lo advirtió Lorenzo Vigas en una entrevista para Zeta, previa al Festival de Cine de Venecia del año 2015, cuando dijo: “(…) a mí me gusta justamente no mostrar las cosas importantes. En lo visual, cuando hay cosas que no ves, que el director te esconde, tu cerebro trata de rellenarlo y de imaginarte esas cosas que no estás viendo. Eso hace inconscientemente que tú te conectes más emocionalmente con la película. Yo trabajo de esa manera”.

Desde Allá es una cinta de cinematografía controlada, bien definida, pensada, cercana, en la que el espectador deja de ser un agente externo y se involucra en la historia. Maneja también la crueldad, el cinismo, lo carnal, lo prohibido, la calma y la violencia con escenas fotográficamente limpias, largas, sin música, de acción pausada o sin acción, y de poco diálogo o absoluto silencio, que refieren directamente a lo que el público asocia con el cine europeo.

Desde Allá definitivamente es una película de cine arte de autor, arriesgada, de corte psicológico, para reflexionar, para dejarse envolver en la cruda trama y los múltiples silencios contemplativos que fácilmente serían perturbados en una sala de cine hollywoodense plena de cuchicheos y crujidos. Sin embargo, Desde Allá  logra que los espectadores guarden silencio y hasta la respiración esperando lo inesperado, que no es más que el final abrupto y esclarecedor de esta premiada película venezolana firmada por Lorenzo Vigas, hijo de Oswaldo.